Jose Durken

Buenas Tardes a todos, Para los que no me conozcáis soy Jose Durken, si seguís este blog poco a poco me iréis conociendo.
Todavía recuerdo el día en el que Kanet, Jon, Lua, Der y yo entrelazamos nuestros caminos. Tras un tiempo sin casi contacto, nos encontramos aquí en un blog lleno de ilusiones. Gracias Lua por pensar en mí para participar.
Posiblemente debería empezar mi primera entrada con un poema. Pero no, hoy es un día diferente, un día en el que ando inmerso en miles de pensamientos. Por lo tanto os dejo una pequeña reflexión, espero que la disfrutéis y que os quedéis con su esencia. Nunca dejéis de sentir.



DISFRACES


Tras un verso de sal se encuentra el mar,
Tras un sueño roto miles de cristales.
Tras el amor, el miedo a amar
Ante lo desconocido, miles de disfraces.


Tenemos la extraña manía de escondernos tras miles de disfraces, infinitas mascaras que no muestran nuestro lado más vulnerable. Buscamos situaciones extremas que alteren nuestra forma de vivir para poder mostrarnos tal como somos. Nos negamos a aceptar que somos débiles y nos refugiamos ante lo que es, cuanto menos, dudoso, una coraza forjada con la mejor defensa que tenemos para no sufrir. Parece que sufrir sea lo peor que nos pueda pasar en la vida y ante eso usamos todas nuestras defensas. Mil veces caemos al vacío, muchas veces sentimos que la soledad es nuestra única aliada hasta que la convertimos en nuestra enemiga con su arma letal, el silencio. En mi opinión, nos pasamos gran parte de nuestra vida huyendo del silencio, de sentirnos en la mayor soledad. En parte puede ser por el temor a encontrarte contigo mismo, de que toda esa defensa que llevas años perfeccionando se desmorone en un segundo y en ese momento encontrarte solo, tú contigo mismo. Somos humanos, sentir debería ser nuestra insignia, pero muchas veces pensamos demasiado para no sufrir al sentir.
Luchar por algo no significa que algún día logres vencer. Luchar por algo significa que tienes una meta en tu vida, que tienes un propósito que deseas cumplir, que no es necesario que al final de la larga lucha resultes el ganador y recibas grandes alagos. Ya que, aunque no lo consigas sabes que fuiste capaz de intentarlo y no te rendiste porque te pareció difícil. Nadie dijo que vivir fuera fácil, pero hacerlo sin ser tú mismo es mucho más complicado.